La logística urbana ha estado en una constante evolución. En los últimos dos años y medio el factor pandemia ha introducido una presión importante en las entregas de última milla para las empresas, ya sea para hacer llegar las mercancías a los consumidores finales (B2C) con mayor rapidez o en actividades entre compañías (B2B) sin ningún tipo de falla.
Diariamente los planes logísticos de las empresas se enfrentan a distintos retos que convierten a las ciudades en un verdadero desafío para la distribución de mercancías.
En esta carrera urbana, PepsiCo ha evolucionado su red de distribución hacia la implementación de Centros de Intercambio de Producto (CIP), en donde involucra 3 principios de eficiencia.
El primero de ellos es el concentrar el proceso de picking (cajas) en los almacenes primarios; el segundo es eliminar puntos de inventario (en almacenes secundarios) mientras incrementa los puntos de distribución; y, tercero, acercar las diferentes unidades de negocio juntas físicamente cuando sea posible.
“Ya no existen los inventarios, los racks se retiraron, existen áreas de carga, cómo trabajamos eso, llegando un camión, ese camión descarga en la noche, a las 6 am llegan los vendedores, sus cargas están separadas, ya se hicieron unas precargas por vendedor, por ruta, ya saben qué se van a llevar, ahí llevan las iniciativas que estamos promoviendo más su pedido que hicieron un día anterior”, indicó Jaime Ponce, director de Transformación de la Cadena de Suministro en PepsiCo.
En su participación en la reunión mensual del Consejo Nacional de Ejecutivos en Logística y Cadena de Suministro (ConaLog), refirió que la empresa dueña de marcas como Sabritas y Gamesa, entre otras, ha buscado acercarse aún más a sus clientes (tanto cadenas de autoservicio como tiendas de barrio).
“Eso trae bastante productividad, con la reducción de inventarios en los diferentes microhubs (alrededor de 300 en el país) y centralizando el armado de las cajas en los almacenes (CIP)”, dijo.
La Comer
En el caso de La Comer, cadena de tiendas de autoservicio, tiene que abastecer todos los días sus 80 sucursales, la mayoría de ellas en las principales ciudades del país, a través de su centro de distribución frío-seco instalado en la zona de Vallejo, en Ciudad de México, y dos centros de transbordo (uno en Monterrey y el otro en Guadalajara).
“Nuestro requerimiento de negocio es que tenemos mil 789 compromisos de entrega a la semana”, precisó Carlos Ramos, director de Logística de La Comer, y más aun para soportar una de sus principales promociones insignia que es el de “miércoles de plaza” con la venta de producto perecedero.
En este abastecimiento a sus tiendas, la compañía enfrenta toda clase de restricciones de circulación de camiones de carga, especialmente en las zonas residenciales con alto nivel adquisitivo (público al que va dirigido una parte de sus formatos de tiendas).
Ramos indicó que este desafío lo han enfrentado al elevar la rapidez en la descarga de los camiones en tienda con procesos de entrega ENGA (entrega garantizada), en donde se realizan “recibos ciegos” que están soportados por sistemas de WMS (warehouse management system), con candados para disminuir el error humano en el proceso de picking.
“La tienda tiene toda la confianza de recibir completo”, dijo.
Así mismo, la compañía, a través de sus proveedores de transporte, ha conseguido desarrollar embarques multitemperatura, que le permite consolidar todo tipo de mercancías para una sola sucursal, en vez de rutearla.
Además, ha procurado que el tamaño de las unidades de transporte que utilizan sean los óptimos para aprovechar todo el espacio en las cajas de arrastre, ya que maximizan la ocupación incluso con el acomodo de cajas a piso, en vez de palets.
Además, un punto importante que les permite llegar a esas zonas urbanas con altas restricciones son las entregas nocturnas, aunque no reveló qué porcentaje de las entregas ya se realizan bajo esta modalidad.
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