Le tomaron el pelo

por elogis

Como dice la canción: “Y se marchó…”, así le dijeron a la marca de enseres para el arreglo del cabello de su embarque de importación de la China con el que pretendía romper su récord de venta del año pasado durante El Buen Fin. Resulta que su pedido especial para las grandes cadenas comerciales del país de secadoras de cabello, rizadoras, alaciadoras y otros artículos, se fue de paseo a Sudamérica tres semanas antes de llegar al puerto de Manzanillo.

Pero sí llegó en tiempo. El tema es que ante la saturación de muelles que tenía el puerto por la temporada pico, debía de fondear una media de ocho días para tener su turno y la naviera prefirió, antes que esperar, ir a dar la vuelta a sus siguientes entregas hasta tierra del fuego, anexas y conexas, y luego regresar al puerto mexicano.

Para entonces, en el país ya corrían las últimas horas de esos días de ventas extraordinarias que se perdieron como oportunidad por esta empresa. ¿Quién es el responsable? Por un lado, está nuestra limitada infraestructura portuaria y ante ello, la no consideración de esa variable por parte del operador logístico de la firma que debe contemplar todos los riesgos y eventualidades. Por qué no se usó un servicio marítimo de los que vienen directo a nuestros puertos y que ya tenemos desde principios de este año. Es pregunta.

Con el BBC Iceland: todos ponen

El accidente de ayer en el puerto de Veracruz, donde el buque BBC Iceland rompió sus amarras y se impactó contra el malecón debido a los fuertes vientos de hasta 100 kilómetros por hora que se registraron con motivo de los típicos nortes de la temporada, es una llamada de alerta para no relajar las medidas de seguridad ante la fuerza de los fenómenos climatológicos en nuestros puertos.

Afortunadamente no hubo daños a personas, salvo materiales porque el navío colisionó primero contra unas patrullas de la Marina Armada de México que estaban atracadas, luego detuvo su movimiento al impactarse contra el malecón frente al hotel Emporio.

Los usuarios, entiéndase importadores y exportadores, deben comprender que frente a los fenómenos de la naturaleza no hay fuerza humana que pueda contenerlos y asumir que habrá costos adicionales que cubrir y entender que, en casos como estos, y de acuerdo con la legislación en la materia, también los propietarios de las mercancías abordo son corresponsables del pago de daños o indemnizaciones que se tengan que cubrir como reparación. La pirinola de la suerte en estos casos dice: todos ponen. Ni hablar.

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