Por Mario Elsner*
Hace unos años, en una reunión de planeación anual, en esa donde logística tiene un papel clave, alguien dijo una frase que se me quedó grabada: “lo único que tenemos que hacer es ejecutar bien el plan”.
Pero, ¿qué pasa si ese plan se queda obsoleto en tres meses?, ¿qué ocurre si el mercado cambia?, ¿y si regulan lo que hoy vendemos?, ¿o si tu mejor talento se va mañana?, ¿o aparece una inteligencia artificial que hace lo que tú haces… pero mejor y gratis?
En la sala, nadie lo decía, pero todos lo sabíamos: el plan perfecto no existe.
Y es que, si algo está claro, es que en el mundo de la logística hoy ya no lideras con certezas; lideras con adaptabilidad y esto, amigos, no es debilidad: es inteligencia estratégica. En lugar de apostar todo a un solo camino y morir con él, los líderes de impacto aprenden a jugar con varios tableros al mismo tiempo: no predicen el futuro, se preparan para todos los futuros posibles y no, no es futurología: es disciplina.
¿Cómo se hace?, ¡jugando el juego al revés!
- Deja de buscar la respuesta correcta. Empieza a diseñar escenarios incómodos.
Con preguntas como ¿qué pasa si nuestra industria desaparece en dos años?, ¿y si un competidor lanza lo mismo que hacemos, pero gratuito?, ¿y si el cliente ya no quiere lo que vendemos, sino una experiencia completamente distinta?
Consejo: No busques certezas. Busca imaginación aplicada.
- Prototipa como si ya estuviera pasando.
Haz pruebas pequeñas. Ensúciate las manos.
- Si diriges una red de clínicas, actúa como si mañana los pacientes ya no quisieran esperar ni 10 minutos.
- Si tienes un negocio de consumo, opera como si las apps dominaran toda la decisión de compra.
- Si lideras una fábrica, piensa como si tuvieras que operar con la mitad de los recursos.
Consejo: No esperes a que pase. Juega a que ya pasó.
- Empodera a tu equipo a pensar escenarios extremos.
No seas tú el único visionario, trabaja con tu equipo. Pregúntales:
- “¿Qué escenario los asustaría más?”.
- “¿Qué harían si eso pasara mañana?”.
Haz que los equipos imaginen. Y luego actúen.
¿Para qué sirve todo esto? Aunque el futuro nadie lo adivina, sirve para que no te agarren en curva, para que tomes decisiones con flexibilidad y para que tu organización no se rompa con cada cambio, pero, sobre todo, sirve para algo que pocos líderes se permiten: tener el coraje de decir “no sé qué va a pasar”, pero aun así tener un plan para cada posibilidad.
Estos líderes no predicen el futuro; lo imaginan antes que los demás y se preparan. ¿Por qué te digo todo esto? Porque lo veo cada semana asesorando líderes reales de negocios y en mi mismo trabajo diario.
Los que sobreviven no son los que apuestan todo a un solo camino, son los que están listos para cambiar de carril sin frenar. No necesitas un plan perfecto. Necesitas un sistema imperfecto que se adapte mejor que los demás.
El líder de 2025 no es el que predice mejor, es el que se mueve mejor, en cualquier escenario. ¿Qué piensas?
Te invito a leer mi columna anterior: Las tarifas cambian, la logística se detiene… ¿Y los líderes?
*Mario Elsner es especialista en liderazgo y formación de equipos. Es CEO de Business Game Changers, escuela de formación de liderazgo. También es director regional en una trasnacional de productos de consumo.
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