Por Paulina Aguilar*
En los últimos años, hemos sido testigos de una reconfiguración sin precedentes en las cadenas de suministro globales.
Después de los estragos por la pandemia de COVID-19, emergió la necesidad urgente de tener cadenas de abastecimiento más resilientes, que ha llevado a muchas empresas a replantear sus estrategias de manufactura y logística, presionadas por las tensiones comerciales de los últimos meses provocadas por Estados Unidos y sus incrementos a los aranceles.
En este contexto, México se ha posicionado como una alternativa atractiva para el nearshoring -la relocalización de procesos productivos- buscando una mejor presencia en el mercado norteamericano, que es atractivo por su tamaño y su poder adquisitivo.
Según el Bureau of Economic Analysis, Estados Unidos importó casi 3.3 billones de dólares en mercancías en 2024 (un incremento del 6% con respecto al 2023).
México ha superado a China como el principal socio comercial de Estados Unidos: exportamos 506 billones de dólares en 2024 (un incremento mayor al 6% con respecto al 2023), mientras que China comercializó 439 billones el año pasado con el mercado americano (un crecimiento menor al 3%), según datos de la International Trade Administration.
Por su parte, el Inegi reportó que las exportaciones mexicanas de bienes alcanzaron los 588 billones de dólares en 2024 (un aumento del 5% con respecto al 2023). Este crecimiento ha sido impulsado en gran medida por sectores como el automotriz y el electrónico especializado, que han encontrado en México un entorno propicio para su desarrollo y crecimiento.
El comercio exterior estadounidense es un reflejo de la reconfiguración estructural de esas cadenas de suministro globales.
Varias industrias tradicionalmente dominadas por China -como textiles o electrónicos- están ya moviendo su producción a otras latitudes, como Vietnam, Camboya o Tailandia.
Sin embargo, me parece que México ofrece una combinación única de ventajas que lo hacen atractivo para empresas de que están buscando relocalizar sus operaciones:
Contamos con una red de 14 Tratados de Libre Comercio (TLC) con 52 países, incluyendo el T-MEC con Estados Unidos y Canadá. Además, hemos firmado 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRI) con 31 países o regiones administrativas y nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
Esto garantiza acceso preferencial a los mercados más grandes del mundo con más de 1.4 billones de consumidores.
Hemos construido una cadena de suministro robusta para los sectores automotriz, aeroespacial y de electrónica, propiciado por clústeres industriales dedicados en todo el territorio nacional: Tijuana, Hermosillo, Ciudad Juárez, Saltillo, Monterrey, San Luis Potosí, Querétaro, Guadalajara, Celaya, Toluca y Puebla –estos ecosistemas industriales integrados permiten escalar operaciones rápidamente.
Capacitamos capital humano de alto valor técnico: en 2023 egresaron más de 175 mil estudiantes de programas relacionados con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), un crecimiento del 3.7% respecto al 2022. La gran mayoría en áreas de ingeniería: Industrial, Sistemas Computacionales, Mecatrónica, Mantenimiento Industrial o Mecánica.
Estas cifras superan a muchos países de la región, lo cual fortalece nuestra capacidad para atraer industrias técnicas de alta especialidad.
Somos más competitivos en costos de producción, por la brecha amplia por el constante aumento de los salarios en China, impulsado por su crecimiento económico y la transición hacia una economía orientada al consumo interno.
El salario promedio por hora en la manufactura mexicana estuvo en 5.10 dólares en 2024, mientras que en China alcanzó los 6.50 dólares, una diferencia de 44% entre salarios.
Además, la proximidad geográfica con Estados Unidos es de mucha ayuda: un camión que transporta mercancía de Monterrey a Texas tarda menos de 24 horas, mientras que un envío marítimo desde Shenzhen puede tardar hasta 40 días.
Ofrecemos un entorno de relativa certidumbre frente a otros países emergentes con la estabilidad macroeconómica y la inflación controlada (cerramos 2024 en menor nivel desde febrero de 2021), aunado al crecimiento anual del envío de mercancías: durante los últimos cinco años, la exportación mexicana aumentó 115 millones de dólares.
La combinación de nuestra ubicación, talento y tratados comerciales nos da una ventaja que ningún otro país ostenta hoy en día.
México tiene una oportunidad única para fortalecer su economía gracias al nearshoring, con un potencial de crecimiento adicional de 0.2% del PIB anual, estimado por el Banco Mundial. Así mismo, algunos especialistas han documentado un aumento en la inversión extranjera directa (IED) en manufactura en el país, con un crecimiento promedio anual del 20% desde 2019, en comparación con el 7% a nivel global atribuido a factores como el aumento de los costos en China y las tensiones comerciales entre ambos países. Varios analistas proyectan que el comercio anual entre México y Estados Unidos puede aumentar hasta 4 por ciento.
Por todo esto, considero que el nearshoring no es solo una tendencia comercial, sino una reconfiguración estructural.
México se encuentra en una posición estratégica para capitalizar las oportunidades que ofrece la relocalización de empresas.
Con una combinación de ventajas competitivas y un compromiso firme para abordar los desafíos existentes, nuestro país tiene el potencial de consolidarse como un líder en la manufactura global, pero necesitamos un esfuerzo real de coordinación público-privada para no desperdiciarla.
No se trata de reemplazar a China en todo, eso sería ingenuo. China es un jugador dominante.
Creo que la cuestión no es si podemos “ganarle” al país asiático en ciertos sectores estratégicos (como manufactura avanzada, nearshoring para Estados Unidos, semiconductores, automotriz eléctrico o dispositivos médicos) sino, más bien, si estamos dispuestos a hacer lo necesario para lograrlo.
Si México hace su tarea, puede redefinirse como un eje esencial del comercio global en el siglo XXI.
*Paulina Aguilar actualmente es cofundadora y CRO de Mundi.
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