Un marino mercante experimentado es una persona con anécdotas fuera de lo común.
Puede contar, por ejemplo, que una vez el barco en el que navegaba pasó tres meses fondeado en las costas de Libia, aún en la era del líder Muamar el Gadafi, y que en una oportunidad que tuvo de pisar tierra pensó que sería encarcelado por tomarse fotos con las imágenes del ahora difunto dictador. Pero el grupo de oficiales que lo “detuvo” solo le estaba jugando una broma pesada.
Pero más allá del anecdotario, el marino mercante es esencial para el funcionamiento de la vida actual en todo el mundo.
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha dicho que en un día cualquiera cerca de un millón de esta “gente de mar” trabaja en unos 60 mil grandes buques de carga en todo el mundo.
Por su parte, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés) reveló que el sector marítimo a escala global cerró 2022 con una flota total de dos millones 199 mil 107 barcos mercantes, apenas un 3% más que un año previo.
Esta flota mercante se divide en 629 mil 014 tanques de aceite, 946 mil 135 cargueros, 78 mil 819 de carga general, 293 mil 398 portacontenedores y 251 mil 742 clasificados como otro tipo de barcos.
Si se piensa en la cifra total de la UNCTAD el número de la “gente de mar” se elevaría a poco más de dos millones de personas.
En este contexto es indiscutible la importancia que tiene para la industria marítima mercante tener personal competente, que es el responsable del transporte del 80% del volumen del comercio mundial. Y la perspectiva es que el uso global de este medio de transporte aumente hasta un 130% en 2050.
La OMI ha alertado de la peligrosa y creciente escasez de marinos mercantes. Para 2026 calcula que faltarán 50 mil marinos en todo el mundo. Si uno busca en la Internet noticias relacionadas, es fácil encontrar que en España y en Chile incluso ya se están aplicando medidas gubernamentales para evitar a toda costa ese descenso.
Ya no es tan fácil convencer a alguien a que se embarque durante meses en una aventura marítima, mucho menos con el episodio de crisis humanitaria que experimentó la marina mercante durante la pandemia por covid. La OMI establece que los contratos de la “gente de mar” no pueden superar los 11 meses, pero cuando se desató la crisis sanitaria hubo personal de la marina que no pudo ser repatriado y que estuvo aislado durante 18 meses en los barcos sobreviviendo en medio de penurias.
En México las cosas no son tan distintas, aunque también se están realizando esfuerzos conjuntos para apoyar a los marinos mercantes a desarrollar sus capacidades profesionales, e incentivar el crecimiento de la matrícula estudiantil.
En la víspera, la Asociación Mexicana de Agentes Navieros (Amanac) firmó un convenio general de colaboración con la Universidad Marítima y Portuaria de México (UMPM), de la Secretaría de Marina (Semar), para desarrollar, por ejemplo, proyectos y programas de interés común con relación al fomento y desarrollo de la marina mercante nacional, el transporte marítimo y la educación náutica mercante.
“Ello a través de la elaboración de lineamientos, programas y planes de estudio, así como el otorgamiento de becas con la finalidad de contribuir a la mejora del nivel profesional de alumnos, docentes y personal de la universidad y Amanac”, dijo Norma Becerra, presidenta del organismo privado, durante el acto protocolario de la firma del convenio.
En suma, la industria marítima en México pretende apoyar a que estos profesionales de los océanos tengan la oportunidad de desarrollar experiencia con las líneas navieras que están presentes, incluso desde antes de terminar su formación académica.
La UMPM ha formado un total de ocho mil 247 marinos mercantes (de las licenciaturas en Piloto Naval y Maquinista Naval, así como maestros en Ciencias de la Administración de Empresas Navieras y Portuarias), desde su creación en 1972 y con datos hasta octubre de 2019, de acuerdo con su página de Internet. El dato relevante aquí es que sólo 600 mujeres han egresado de sus aulas y de las cuales se sabe que sólo 170 se encuentran en activo.
Estos marinos mercantes tienen que prepararse constantemente para atender los nuevos requerimientos de una industria marítima en constante actualización tecnológica.
Los marinos mercantes también son los encargados de las actividades comerciales del país relacionadas con el comercio exterior, la pesca, el turismo y las petroleras; así mismo, son custodios del cumplimiento del Código PBIP, es decir, la seguridad en la interfaz buque-puerto tanto en la llegada, estancia y zarpe de las embarcaciones.
El Fideicomiso Universidad Marítima y Portuaria de México es el encargado de las operaciones de cuatro escuelas náuticas establecidas en las ciudades de Mazatlán, Tampico, Veracruz y Campeche.
“La colaboración con Amanac nos permitirá enriquecer los programas académicos y promover la investigación. Estamos comprometidos con aprovechar al máximo esta alianza para contribuir a la industria marítima y portuaria en México”, indicó por su parte el director general de la UMPM, Víctor Pineda Martínez.
En la actualidad, la UMPM interna a cerca de mil estudiantes. En el evento de la firma se tuvo como testigos a la capitán de altura Ana Laura López Bautista, coordinadora general de Puertos y Marina Mercante (CGPMM), también de la Semar, así como al director general de Amanac, Miguel Ángel Andrade.
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