Esta guerra es global. Desde hace una década, por lo menos, se libra con mayor intensidad y velocidad. Pero desde el año pasado la contienda recrudeció a partir de la pandemia por la COVID-19 y los cambios en los hábitos de consumo.
Su industria armamentista ha desarrollado toneladas de aplicaciones de software muy avanzado, ha levantado espacios físicos más funcionales para el manejo de sus inventarios y ocupa cientos de miles de vehículos dispuestos principalmente en la línea de golpeo llamada última milla.
Detrás de todo ello, millones de soldados informáticos, almacenistas, transportistas, entre muchos más, se enfrentan diariamente aplicando planes de innovación y mejores prácticas buscando mayores eficiencias y reducción de costos.
Es la guerra de las ventas en línea, en donde las empresas de múltiples sectores enfrentan varios flancos de ataque.
“En México, estas ventas crecerán más de 200% en los próximos 4 años”, pronosticó Nabil Malouli, vicepresidente global de e-commerce para DHL Supply Chain, durante el DHL Transportation Forum 2021, realizado recientemente.
Este acelerado crecimiento del comercio electrónico está impactando fuertemente al interior de las organizaciones. En esta coyuntura, su migración hacia una operación más digital se presenta como una cuestión de vida o muerte.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refieren que en 2020 cerraron un millón de pequeñas y medianas empresas (Pymes) en México por las complicaciones que enfrentaron con la crisis sanitaria, entre los cierres obligatorios de sus espacios físicos y la poca o nula estrategia digital para atender el canal de ventas electrónico.
En el caso del sector restaurantero, por ejemplo, se calcula que un 20% ha perecido, así como más de 400,000 empleos, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera.
Por otro lado, al observar a las empresas restauranteras que sí han reaccionado rápidamente en este entorno, se calcula que su inversión en temas de renta de IaaS (Infraestructura como Servicio), es decir, en plataformas tecnológicas que les permita interactuar de manera más directa con el consumidor, creció un 35% y se espera que se acelere a tasas de 45% en 2022, de acuerdo con IDC, firma de consultoría.
Pero en este momento no basta con tener un contacto directo con el consumidor a través de la tecnología. “Las compañías tratan de acercarse a los consumidores finales por un tema de velocidad (…) es un tema importante y debemos de pensar cómo las empresas se están adaptando a esos modelos”, dijo Malouli.
Es en este contexto cuando han tenido un mayor auge los llamados dark stores (tiendas oscuras) o los centros micro fulfillment, una especie de cross docks (centros de conexión) muy cercanos a los polos de consumo (desarrollados al interior de las grandes ciudades) y donde se trabaja con software ultra especializado para el rápido manejo (automatizado o manual) y despacho de mercancías o productos adquiridos en línea.
De acuerdo con el análisis “Efficient Dark Store Networks: Future of Post-Pandemic Retail”, de Data Surram, alrededor del mundo las tiendas oscuras han permitido hacer las entregas 1.25 veces más rápido, reducir el costo por entrega y los costos operativos hasta un 35%, además de aumentar la eficiencia operativa hasta un 40% y mejorar las tasas de satisfacción del consumidor.
“Sin duda, estamos frente a un futuro emocionante en términos de las transformaciones de la logística en el e-commerce, donde irrupciones como las dark stores ayudan a satisfacer las nuevas tendencias digitales de consumo, acercando a las tiendas digitales con los compradores y mejorando la experiencia en el proceso, donde también la tecnología y las plataformas están jugando un papel clave”, de acuerdo con Oscar Victorin, CEO & cofundador Skydropx, una plataforma de gestión logística que ha experimentado una gran demanda de sus servicios por los efectos de la crisis sanitaria.
En este ámbito, Cargamos ha sido una compañía impulsora de los dark stores en México, donde tiene planes de inversión agresivos en varios estados del país. Incluso, otras compañías tecnológicas como SimpliRoute han buscado apoyar a las empresas aplicando mejoras y optimización en sus estrategias de ruteo en la última milla, en esta búsqueda por alcanzar la entrega final de los productos en escasos minutos.
Otra tendencia que se ha consolidado en esta batalla por la entrega rápida de productos derivados del e-commerce es el uso de modelos de crowdsourcing o personal contratado de manera externa a las organizaciones, que aporta sus propios medios para el desarrollo de actividades como transporte o puntos de recolección, por ejemplo.
“Son gente que tiene disponibilidad por hacer las entregas, tienen más libertad y manejo de su tiempo”, comentó Malouli, quien aseguró que, en el caso de las llamadas súper apps, como Rappi, Uber Eats, entre otras más, han desatado una inversión de 9,000 millones de dólares en lo que va de este año “en lo que llamamos la guerra de los 15 minutos. Este no es un impacto solo del consumidor, sino que todo ese dinero que se está inyectando influencia a los consumidores, empresas y redes logísticas”.
Todos estos cambios en las redes logísticas y en la adquisición de vehículos de reparto están orientados hacia el consumidor final, quien ha dictado en diferentes momentos de la crisis sanitaria los productos o mercancías que busca disponer de manera más rápida y segura y, sin duda, estas compras en línea serán cada vez más frecuentes en las distintas generaciones y convivirán con las ventas tradicionales en espacios físicos, dando paso con mayor fuerza a la era de la omnicanalidad.
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