Good bye, adieu, adiós NAFTA

por elogis

El segmento de la demanda de aerotransporte asociada a los viajes de negocios en una región como la de América del Norte, en donde le guste o no a Trump se ubica geográfica, política y económicamente México, es uno de gran importancia para esta gran industria.

Por su alto perfil y la urgencia de una parte de sus desplazamientos, los viajeros de negocios, los cuales van desde un presidente ejecutivo hasta personal de producción calificado que es requerido en cierto lugar por una organización, tienden a terminar pagando altas tarifas en sus correspondientes cabinas a bordo de una aeronave, los primeros generalmente en clase ejecutiva, contribuyendo así a la salud de las finanzas de las aerolíneas.

El inminente fin de la era del libre comercio en América del Norte que comenzó en el año 1994 con la firma del llamado Tratado de Libre Comercio,  detonado en estos tiempos por las nuevas políticas proyeccionistas emanadas desde Washington, D. C., ya está generando incertidumbre entre los empresarios de todo el mundo, especialmente los que tienen intereses en esta geografía, algo que es bien sabido pega a las inversiones, lo cual a su vez reduce la demanda de bienes y servicios, incluyendo los personales (talento humano) y claro, está los del transporte (viajeros y carga) en todos los medios.

La reducción de los volúmenes de comercio transfronterizo asociadas a la imposición de aranceles también se va a replicar en mayor o menor medida en las cifras de las operadoras de transporte, incluyendo las aéreas.

Si sumamos a lo anterior las reducciones de traslados de los crecientemente aterrados migrantes y turistas al interior o el exterior de alguna soberanía, entonces la cosa se puede poner muy fea en un mercado crucial para la aviación civil mexicana como es el que existe entre Canadá, Estados Unidos y México que hay que decirlo, el más importante del mundo en función por lo menos de número de pares de ciudades enlazados de forma directa.

De esta manera, a no ser que el presidente norteamericano modifique el rumbo que le está dando a sus relaciones comerciales bilaterales y multilaterales con Canadá y México, seguramente comenzaremos muy pronto a notar menos demanda de asientos y capacidad de carga en los aviones y por ende menos vuelos o aeronaves más pequeñas, no solamente entre México, Canadá y Estados Unidos, sino en rutas interiores vinculadas a desplazamientos internacionales, ya sea en la forma de conexiones o de segmentos domésticos de cierta visita proveniente de fuera de nuestras fronteras, y esa no me parece la mejor noticia para Aeroméxico, para Viva, para Volaris y para todos los que directa o indirectamente dependemos económicamente del transporte aéreo civil, por el contrario, se nos puede presentar un panorama sumamente complicado en varios sentidos, incluyendo las finanzas, la conectividad y claro está: el empleo.

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