Vaya lección de geografía la que me dio hace unos meses mi adolescente hijo Simón cuando me hizo ver que, en el sentido estricto, Groenlandia es parte del continente americano, concretamente de aquello que conocemos como “América del Norte” del que México es parte. No hay que olvidar que el transporte en general es cuestión de geografías y quien lo dude está en la industria equivocada.
De esta manera, la europea Dinamarca debe ser considerada como integrante de América si reconocemos que, con base a su Constitución de 1953, la isla más grande del mundo, hoy día más famosa que nunca conforme Trump se la quiere anexar, forma parte de ese reino y a la que en el año 1979 otorgó autonomía, transfiriéndole en 2009 gran parte de las competencias que tenía el gobierno de Copenhague al de la antigua Godthab, hoy día Nuuk, capital del gélido territorio que recién inauguró su modernizado y ampliado aeropuerto, ahora con capacidad para atender aeronaves de cabina ancha.
De acuerdo al Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca, cuya página consulté para elaborar esta columna, actualmente las competencias de asuntos exteriores, seguridad y policía financiera de Groenlandia siguen permaneciendo en manos de Dinamarca, por lo que no es desacertado afirmar que la soberanía groenlandesa es en realidad danesa y por ende, la tierra del famoso escritor Hans Christian Andersen, autor de hermosos cuentos para niños como “El patito feo” y “La sirenita” es parte de nuestro continente.
¿“El patito feo”?
Como que eso me hace pensar en una especie animal a la que pertenecen tanto los patos como los gansos, llamada Anatidae, lo que me recuerda otro animal llamado pejelagarto, emblemático de la gastronomía del estado de Tabasco, México, tierra de un similar conocido como “El Peje”, al que le encanta todo lo danés y quien frecuentemente recurre a ese “Me Canso Ganso” popularizado por el genial actor Germán Valdez “Tin Tan” a partir de una de sus películas del año 1947.
La buena noticia para “El Peje”, perdón, para nuestro respetable expresidente López, es que si estudió alguna vez geografía -entre otras importantes materias que me parecen indispensables para gobernar un nación, algo que, en función de lo que he notado de su desempeño en los cargos que ha ocupado siento no es el caso-, en una de esas sabe que esa idílica Dinamarca suya está más cerca de México y de los mexicanos de lo que cree, siendo cuestión de viajar al noreste de nuestro continente, más allá de Estados Unidos y Canadá, para estar en territorio bajo el reinado de Federico Décimo y así acceder, por ejemplo, a sus maravillosos servicios de salud.
Ya en serio estimado lector; lo cierto es que, pretenda usted o no despachar desde Palacio Nacional, no hay que dejar de darle una visita de vez en cuando a los textos de geografía para, en una de esas, llevarse sorpresas como el que no solamente la bandera danesa es parte de América, sino también por ahí las de Francia, los Países Bajos y la del Reino Unido, toda vez que ejercen soberanías en nuestro continente.
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