Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a 2019, el transporte representó el 9% de las emisiones del gases de efecto invernadero en América Latina. De estas, 44% fueron generadas por el transporte de carga, que a su vez se subdividió en transporte por carretera que se involucró con el 35%, seguido del transporte marítimo con el 6%, por su parte el transporte aéreo representó el 3% y el ferroviario contribuyó con el 1 por cierto.
Ante este panorama y con el objetivo de formular estrategias para preparar a las flotas para el futuro y que den el salto hacia vehículos amigables con el medio ambiente, se llevó a cabo Fleet Latam Summit 2024, en donde Angélica Vesga, directora de Asuntos Públicos y Comunicación del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por las siglas en inglés), detalló que ante los fenómenos climáticos, ya sea por inundaciones o por sequías prolongadas y su impacto no solo a nivel social, sino productivo y económico, es necesario que se cuenten con sistemas financieros y de gobernanza que impulsen una movilidad más sostenible.
Detalló que en la región de América Latina resulta prioritario alinear inversiones y políticas, en infraestructura tanto de recarga como de diseño de ciudades. Apuntó que es fundamental distribuir los recursos públicos en transporte, así como en construcciones eficientes energéticamente y nuevas energías.
“Si bien el transporte es parte importante del problema, es también parte de la solución. Es urgente salir del bucle de la inacción, al no tener los incentivos y las políticas públicas, es necesario que los diversos sectores se comprometan: iniciativa privada, autoridades, empresas públicas generadoras de energía y organizaciones sociales”, afirmó Vesga.
Por su parte, Mónica Mata, gerente de Programa en América Latina de The Climate Group, indicó que la sociedad debe presionar a los gobiernos para que se implementen instrumentos de política pública para adoptar una movilidad más sostenible, y aseguró que es necesario que se construyan mesas de trabajo para que se logren las metas de cero emisiones en América Latina.
A su vez, Francisco Cabeza, presidente de la Asociación Mexicana de Impulso al Vehículo Eléctrico (AMIVE), detalló que es complicado hablar de proyectos a largo plazo en América Latina debido a los cambios de gobierno y la poca continuidad a las agendas de transición a una movilidad más limpia.
A pesar de esto México y Brasil lideran la electrificación de las flotas, sin embargo estas están concentradas en su mayoría en flotas privadas. De este modo el reto es generar diálogos con todos los actores involucrados en la transición energética del transporte.
Cabeza detalló que es necesario delinear proyectos económicamente viables y detallar en dónde sí hace sentido la adopción de este tipo de tecnologías.
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