La electrificación de la flota vehicular avanza cada vez más, siguiendo la preocupación de las empresas, clientes y personas por reducir las emisiones contaminantes producidas al movilizarse, sin embargo, en México la adopción de vehículos eléctricos (VE) continúa con retos importantes, por ejemplo, la instalación de más estaciones de carga que le dé confianza a los conductores para utilizarlos.
El sector del transporte representa más de una cuarta parte de las emisiones totales del país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los camiones y autobuses representan el 25% de los vehículos en circulación, pero son responsables del 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del sector del transporte.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señaló en un artículo que las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) aumentaron 1% en 2022 respecto al año previo, alcanzando 36 mil 600 millones de toneladas liberadas a la atmósfera a nivel global, por ello el gobierno mexicano se comprometió a reducir en un 35% sus emisiones de CO2 para 2030 en la COP27 de 2022.
Adicionalmente, en la Cumbre de Líderes de América del Norte que se celebró hace unos meses en México, en donde se recibió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se hizo énfasis en el tema para transitar hacia la electromovilidad en la región, por lo que se crearon grupos de trabajo para tal fin.
En este sentido, Itzel Meyenberg, directora global de Comunicación en Aleatica, dijo a T21 que, los esfuerzos por construir la infraestructura de recarga y establecer un estándar común en América del Norte para impulsar la electromovilidad son indispensables para lograr las metas climáticas regionales.
“La electromovilidad forma parte de una transición energética que implica depender cada vez menos del uso de hidrocarburos. Para impulsarla, primero hay que superar una gran barrera: la creación de la infraestructura que servirá como pieza clave para la recarga de los vehículos eléctricos. Sin la construcción de puntos de recarga, conocidos como electrolineras, la transición hacia la electromovilidad se retrasará”, aseguró.
La especialista resaltó que, según los pronósticos, la demanda de VE en México crecerá de manera importante y se estima que para 2030 habrá un parque de 195 mil unidades y para 2041 se necesitarán unos 38 mil puntos de carga.
Asimismo, enfatizó que se debe crear una cooperación conjunta entre el sector privado y el público para este efecto, ya que, de no haberla, el panorama se torna aún más difícil.
En este contexto, señaló que se deben crear políticas públicas para fomentar la construcción de electrolineras, tomando en cuenta aspectos como la inversión pública y privada, una planeación cuidadosa para elegir estratégicamente los espacios geográficos para estas infraestructuras, así como asegurar la dotación de energía.
“La distribución de la energía es otro reto importante, dado que hay que asegurar que la electricidad llegue a zonas poco urbanizadas para garantizar que los vehículos tengan acceso a puntos de recarga durante trayectos largos por el país”, dijo.
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