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por elogis

Este año se cumple una década desde que la Organización Marítima Internacional (OMI) adoptó el primer conjunto de medidas para mejorar la eficiencia energética de los buques, como parte del Convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques (Convenio MARPOL, específicamente el Anexo VI), encaminado a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del transporte marítimo. La meta es reducir las emisiones de CO2 de los buques en al menos un 50% a 2030 comparado con los niveles de 2008, y proseguir los esfuerzos hacia el 70% a 2050.

Carlos Martner Peyrelongue, coordinador de Transporte Integrado y Logística, del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), recuerda que, desde el 1 de enero de 2020, el límite mundial del contenido de azufre del combustible de los buques se redujo al 0.50%, desde el 3.50% anterior, dado que el transporte marítimo contribuye con el 2.5% de los GEI a nivel mundial. Este nuevo límite supone una reducción del 77% en las emisiones de los buques, algo así como 8.5 millones de toneladas métricas de óxidos de azufre al año.

De acuerdo con el investigador, más del 98% del transporte marítimo de altura y cabotaje utiliza combustibles fósiles, en particular fuel-oil pesado; y aunque actualmente no existen tecnologías de cero emisiones comercialmente viables, se observa una progresiva incorporación de buques basados en tecnologías y fuentes energéticas más sustentables como es el caso del hidrógeno, amoniaco, energía eólica y solar, Gas Natural Licuado (GNL), entre otras.

No obstante que México no forma parte del Anexo VI del MARPOL y es hacia donde debe dirigirse para establecer una política marítima integral para propiciar la eficiencia energética. Carlos Martner abunda que el país tiene nuevas oportunidades de negocio que puede aprovechar.

“Tenemos que aprovechar oportunidades de nuevas actividades económicas que ofrecerá esa transición energética que es inevitable a nivel mundial. Nosotros somos productores de petróleo todavía, de los pozos se saca también GNL, habría que pensar en inversiones para infraestructura terrestre y suministro de esas nuevas fuentes de energía. Algo que se viene también es la fabricación de celdas de combustible que es lo que van a utilizar los barcos, y pensar que a medida que crezca el gas natural, tener centros de suministro de ese energético en algunos puertos donde llega una gran cantidad de navieras internacionales con buques muy grandes”, señala.

La industria naviera se encuentra en proceso de utilizar combustibles más limpios, lo que da oportunidad a México de captar hasta 9,000 mdd de inversiones a 2030

Si deseas leer el texto completo, puedes consultar la versión electrónica de la revista T21 en su edición de octubre, disponible en este link. 

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